LO PELIGROSO DE LA INCLUSIÓN
Puede resultar peligroso el uso de la palabra inclusión. Si la analizamos semánticamente ésta refiere al hecho de poner algo dentro de otra cosa o dentro de sus límites, lo cual, puede ser traducido de muchas formas. En este caso, una conducta dentro de un marco ideológico de determinada sociedad.
En nuestra sociedad el que no está dentro es aquel que no cumple con lo establecido, el que no sigue lo dictado por la mayoría, implicando,así, la pérdida de la libertad individual, esto, porque ya hay una vereda -norma- a seguir, si te sales de la vereda, te sales, también, del grupo. Con libertad individual, me refiero a poder pensar, sentir y actuar sin coerción social.
La norma social, vendría a ser el tótem de Freud (1988), porque esta se respeta, no se viola, se procura, pero a veces, también, se permite, en casos muy particulares, romperla. Es el mismo proceso, si no respetas la regla, puedes merecer la muerte, el exilio, el encarcelamiento, los peores castigos: la marginación total o parcial dentro del sistema social. Acá la norma, las leyes sociales o morales, representa a la sociedad y la sociedad al padre, el cual, en su norma reprime al hijo, este la acepta, pero sabe que respetándola, tarde o temprano, él también llegará a emplearla en otro, llegando así a tomar el tan añorado lugar de poder que simboliza la figura paterna: Autoridad. La sociedad aplica al individuo la norma, pero el individuo en su pequeño círculo social, también busca imponerla, y es así como la norma se vuelve omnipresente y omnipotente.